Análisis de la segunda temporada de Alquimia de Almas – Un segundo acto fantástico pierde su magia

La segunda temporada de Alquimia de Almas es… aceptable. Después de un final bastante inestable en la primera temporada, este fantástico drama regresa con una narrativa más condensada en 10 episodios, pero que también viene con sus propios escollos y problemas. Aunque los personajes siguen siendo tan adorables como siempre y hay algunos momentos destacados, en comparación con otros dramas coreanos, éste no tiene realmente la chispa necesaria para destacar a lo grande.

Desarrollo de personajes en la segunda temporada de Alquimia de Almas

La historia arranca tres años después de los devastadores acontecimientos del final de la primera temporada . Mu-deok (poseído por Naksu) se ha ido, salvado de una muerte segura por fuerzas misteriosas. En cuanto a Jang-uk, ha vuelto y es más imponente que nunca. Es un cazador de cambiadores de almas y prácticamente imparable. Básicamente es Neo de Matrix Reloaded, y es sorprendente cómo estos personajes se solapan narrativamente.

Cuando Jang-uk conoce a Bu-yeon, la largamente olvidada princesa de Jinyowon que ha sido encarcelada por su madre, lo que sigue es un improbable romance envuelto en una trama mayor para salvar el Reino. Sin embargo, resulta que Bu-yeon es en realidad Naksu y Mu-deok disfrazados, aunque ella no recuerda nada de eso.

Trama intrincada

A medida que avanza la temporada, tenemos dos tramas en una. En la primera, Jang-uk y Songrim trabajan para averiguar qué planean Jin-Mu y sus magos monstruos en Cheonbugwan. Al parecer, se trata de secar los lagos y realizar algún tipo de ritual para llevar a cabo su nefasto plan. En la otra, Jang-uk y Bu-yeon se enamoran, pero también pasan de puntillas sobre la verdad.

El ritmo es bastante desigual y en parte se debe a la historia, que oscila entre estos dos elementos argumentales diferentes sin demasiada urgencia. Hasta los últimos episodios, en los que todo se acelera al máximo y la historia cobra vida.

Los personajes también están algo mezclados aquí. Park-jin y Kim quedan relegados a papeles cómicos, y el primero ya no participa en los asuntos de Songrim… hasta los últimos episodios. Mientras tanto, el Príncipe Heredero acaba en su propia subtrama que involucra a una tortuga muy especial (que funciona sorprendentemente bien), mientras que Yul acaba infectado por el parásito de la sangre (que no funciona tan bien). Sin embargo, el mayor problema viene del propio personaje de Bu-yeon.

Se ha hablado mucho del cambio de actriz, pero más allá de eso, el personaje está interpretado de forma completamente diferente. Naksu, que antes era esa asesina torturada capaz de defenderse muy bien, ahora, dentro del cuerpo de Bu-yeon, interpreta el papel de damisela en apuros, y se siente como una involución del personaje que hemos llegado a conocer a lo largo de la serie.

Elementos visuales y diseño de producción

No me malinterpretes, esta temporada tiene algunos elementos realmente fuertes. La acción y los efectos especiales son tan buenos como siempre, y la historia principal de Cheonbugwan es igual de cautivadora. La construcción del mundo es interesante y el diseño de producción, especialmente los decorados, es fantástico.

Es una pena que la narrativa no destaque, al menos este año. No hay nada especialmente malo en esta segunda temporada, pero tampoco nada excepcional o sorprendente. La historia funciona tan bien como podría y hay suficientes giros -especialmente al final- para mantenerte pegado a ver cómo acaba. Otra cuestión es si eso es suficiente para destacar entre la gran cantidad de contenido coreano que hay ahora mismo en el mercado.

Fuente: TRG

Ji-Yeon Park